viernes, 31 de agosto de 2012

Terrible la situación en Malí

Información de la Agencia Misna.
En Mopti, el último importante bastión de las fuerzas gubernamentales en Mali antes de entrar en la extensa región norteña controlada por los rebeldes, Valerie Amos asistió ayer a la partida de algunas embarcaciones cargadas de  ayudas humanitarias, con rumbo norte por el río Níger. En su primera visita a Mali, la vice-secretaria general de la ONU para asuntos humanitarios pudo percibir personalmente el terrible conjunto de consecuencias causadas por el conflicto del norte, la sequía  que afecta actualmente a todo el Sahel, y el aumento de los precios de los alimentos.

“En los últimos dos días –dijo Amos– he tocado con la mano los efectos de una terrible emergencia alimentaria que actualmente está afectando a 4,6 millones de personas en Mali”. Después recordó a los 440.000 refugiados y desplazados que han huido de sus casa por el conflicto del norte que comenzó en enero pasado. La funcionaria de la ONU manifestó su esperanza de un regreso de la paz y la estabilidad para permitir que la gente vuelva a sus casas y que las ayudas lleguen donde sean necesarias: “Un número significativo de personas no está recibiendo ayuda -agregó– porque muchas zonas son demasiado peligrosas para las organizaciones humanitarias y sus trabajadores”. El precio más elevado de esta situación la pagan los niños: “Hay demasiados menores a los que no logramos llegar por que no tenemos los fondos necesarios para extender las operaciones de socorro”, concluyó Amos, haciendo un llamado a la comunidad internacional para que no se olvide de Mali.

A partir del pasado 17 de enero varios grupos armados activos en el norte tomaron progresivamente el control de una amplia zona en la que se encuentran las ciudades de Gao, Kidal y Timbuctú, equivalente prácticamente la mitad norte del país. Esta ofensiva se vio facilitada también por un golpe de estado militar que el 22 de marzo destituyó al presidente Amadou Toumani Touré. Desde entonces, mientras los grupos rebeldes consolidaban su situación en el norte y resolvían las rivalidades entre sí, comenzó en el sur una lenta fase de transición mediada por los demás países de la región. El gobierno de unidad nacional que asumió pocas semanas atrás aún está evaluando la posibilidad de recurrir a la opción militar para retomar el control del norte del país, o bien el recurso a las negociaciones.

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