jueves, 27 de septiembre de 2012

Asamblea General de la ONU

Ahora más que nunca la cooperación entre los países es crucial para hacer frente a la crisis internacional, ya se trate de seguridad, de protección del medio ambiente o de la situación económico-social: ese es el mensaje central de los discursos con los que ayer se inauguró en Nueva York la 67ª sesión plenaria de la Asamblea General de la ONU.

“Pocas veces el mundo ha tenido mayor necesidad de permanecer unido”, dijo Vuk Jeremic, el nuevo presidente de la Asamblea. “En base a esta conciencia debemos utilizar todos nuestros recursos”.

El tema de la sesión, “la solución de las controversias internacionales por medios pacíficos” ha marcado también los otros discursos inaugurales. El secretario general de la ONU, Ban Ki-moon, habló de “una fase de turbulencias, de transición y de transformación” en la cual “el tiempo no está de nuestro lado”, en referencia a problemas diferentes pero todos esenciales para el desarrollo mundial. Entre ellos se destacan el gasto militar que consume recursos esenciales para el desarrollo económico y las “consecuencias cada vez más graves del cambio climático”.

En el discurso de Ban Ki-moon no faltaron referencias a las revoluciones que sacudieron el mundo árabe, ni al conflicto en Siria, donde “la violencia está fuera de control” y “se continúan cometiendo violaciones brutales de los derechos humanos sobre todo por parte del gobierno pero también de grupos de la oposición”. En los párrafos dedicados al Medio Oriente, el secretario general de la ONU destacó la centralidad de la cuestión palestina y reiteró que “la de dos estados constituye la única opción posible”.

Además del presidente estadounidense Barack Obama, también habló anoche la presidente de un país emergente, cada vez más difícil de ubicar en la categoría de ‘sur del mundo’. Dilma Rousseff, la jefa de estado del Brasil, puso en evidencia la necesidad de relanzar la economía superando las recetas neo-liberales. Según la presidente, “la opción por políticas fiscales ortodoxas ha agravado la recesión en los países desarrollados, con repercusiones también para los emergentes”. Por eso serviría un nuevo rumbo, tanto en materia de políticas económicas como en el plano internacional. “Sin un refuerzo de la cooperación entre los países miembros de las Naciones Unidas y de organismos multilaterales como el G20, el Fondo Monetario Internacional y el Banco Mundial –señaló Rousseff– no habrá una respuesta eficaz a la crisis económica”.

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