domingo, 9 de diciembre de 2012

9 de diciembre: Día Internacional contra la Corrupción.

El 31 de octubre de 2003, la Asamblea General de la ONU aprobó la Convención de las Naciones Unidas contra la corrupción, que entró en vigor en diciembre de 2005, y pidió al Secretario General que designara a la Oficina de las Naciones Unidas contra la Droga y el Delito (ONUDD) como la secretaría para la Conferencia de los Estados Partes de la Convención 58/4 .

Para crear conciencia contra esta lacra y difundir el valioso papel de la Convención a la hora de luchar contra ella y prevenirla, la Asamblea también designó el 9 de diciembre como Día Internacional contra la Corrupción.

La corrupción es un complejo fenómeno social, político y económico, que afecta a todos los países. Por ejemplo, socava las instituciones democráticas al distorsionar los procesos electorales, pervirtir el imperio de la ley y crear atolladeros burocráticos, cuya única razón de ser es la de solicitar sobornos. También atrofia los cimientos del desarrollo económico, ya que desalienta la inversión extranjera directa mientras a las pequeñas empresas nacionales les resulta a menudo imposible superar los «gastos iniciales» requeridos por la corrupción.

El lema de este año es:

"Actúa desde hoy contra la corrupción"


Mensaje del Secretario General de la ONU, Ban Ki-moon, para el Día Internacional contra la Corrupción, 2012:

En momentos en que la comunidad internacional se esfuerza por alcanzar los Objetivos de Desarrollo del Milenio para 2015 y por elaborar un programa de progreso económico y social en los años posteriores, el tratamiento del problema de la corrupción adquiere cada vez mayor urgencia.

El costo de la corrupción se mide no solo en los miles de millones de dólares de recursos públicos que se malgastan o son robados, sino también, y en forma más cruda, en la falta de hospitales, escuelas, agua potable, caminos y puentes que se podrían haber provisto con ese dinero y que sin duda habrían cambiado la suerte de las familias y las comunidades.

La corrupción malogra las oportunidades y crea desigualdades flagrantes. Socava los derechos humanos y la buena gobernanza, frena el crecimiento económico y distorsiona los mercados.

La corrupción también agudiza los problemas ambientales, a causa del vertimiento ilegal de residuos peligrosos y el comercio ilegal de la fauna y la flora facilitados por el soborno y los incentivos encubiertos que determinan a quién se han de adjudicar los contratos, en particular cuando se trata de proyectos de infraestructura a gran escala sumamente lucrativos.

Es imprescindible prevenir la corrupción para poder asegurar el estado de derecho. La Convención de las Naciones Unidas contra la Corrupción tiene 164 Estados partes, pero necesitamos una adhesión universal. En la histórica Reunión de Alto Nivel sobre el estado de derecho convocada por la Asamblea General en septiembre, se hizo hincapié en la importancia de abordar y prevenir la corrupción. Los gobiernos deben hacer lo que les corresponde y los ciudadanos deben alzar sus voces.

La corrupción no es inevitable. Nace de la codicia y del triunfo de una minoría antidemocrática sobre las expectativas de la mayoría. En el Día Internacional de lucha contra la corrupción, exhorto a todos a trabajar por un futuro sostenible donde la corrupción sea expuesta y rechazada, donde prevalezca la integridad y donde se concreten las esperanzas y los sueños de millones de personas.

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